No está de moda decirlo, pero lo que estamos viviendo es, literalmente, un «sinDios». Empezamos por diferenciar la esfera privada de la pública en cuanto a temas morales, luego hemos vivido una etapa en la que lo «moderno» y lo europeo era respetar todo, hasta cosas que a la mayoría nos chocaban porque no iban por un camino claro… y al final estamos tragando todo tipo de sapos gordos, venenosos, purulentos y malvados por aquello de no molestar.
Gestación subrogada, derecho al aborto, cambio de sexo a demanda semanal, demolición del concepto de familia, encierros por virus que nadie encuentra ni de los que se sabe su procedencia, vacunación semi obligatoria sin garantías, restricciones liberticidas por un supuesto cambio en el clima, subidas brutales de impuestos para mantener un, cada vez mayor, estado del (supuesto) bienestar, en fin, un panorama bastante complicado y que no tiene pinta de descomplicarse a corto plazo.
Y frente a todo esto, ¿qué hacer?
Pues no sé cómo se puede aplicar de forma concreta, pero habría que probar a poner en marcha un «conDios». Igual no nos iba peor.