Los trucos de Inés. Día 1.

Ayer, tras bastante pressing familiar, me planté por fin ante la enfermera de mi centro de salud para hacer una «prevención anti tabáquica», o algo similar. La historieta consistía en una entrevista sobre mis hábitos de consumo de la plantita esta que se quema en mi boca y… oh casualidad!, dio positivo en «alta adición». No se podía saber, que dicen ahora… El susto mental me llegó cuando la joven y amante enfermera me preguntó que desde cuando fumaba, y de forma automática le contesté que desde los 12 años. Lo que no me esperaba era que la hasta ese momento tierna joven sanitaria se pusiese a hacer cuentas… y claro, las matemáticas son unas perras sinceras, por lo que caí en la cuenta de que llevo fumando 42 años. Una vida. Ya cuando se puso a calcular años x paquetes de tabaco semana y le dio noséqué cifra, sí levantó la cabeza y ya no hizo falta que la médico me viese, ya ella me adelantó que sí soy sujeto potencial para la medicina antitabáquica que yo iba solicitando.

El caso es que aquello fue ayer, y echando mano de la memoria me di cuenta, realais dicen ahora, que cuando escribo en el ordenador se me van ciertos minutos con una ansiedad del pitillito mucho más suavizada, de modo que lo de tener los dedos (y la cabeza/vista/tacto) ocupados pues se ve que me diluye el afán de chupar el dichoso cilindrín que me tiene atado el cerebro.

La joven y maja sanitaria, Inés, me ayudó también, a mis cincuenta y pico, con algunos trucos sencillos para complicarme un poco la vida fácil de fumar sin ton ni son.

  • Ahora no puedes fumar ni en casa (esto venía de fábrica ya con mi mujer) ni en la finca, tienes que salir de la finca para que sea aún un poco más incómodo. En ello estoy, pero por donde no paso es por «hacer la calle» junto a la farola, hay que encontrar un punto medio no tan humillante.
  • Cuando te subas al coche, el tabaco en el maletero. Me hizo gracia primero y luego pues me pareció práctico y sencillo. La verdad es que paso muchas horas al volante y seguro que «caen pitis» sin ninguna necesidad por tener el tabaco a medio metro. Con este sencillo gesto me ahorraré bastante «pitinútil».
  • Un plan de bajada. Tengo tres semanas para reducir a la mitad lo que fumo. Si, pongamos por caso, fumo 25 pitillos al día, pues tengo que llegar a 12/13 en tres semanas. Solo por no hacer la tabla compleja de cuantos tengo que bajar cada día de estas tres semanas, he arrancado a por los 13 de bajada desde el primer día. Animal vago que es uno. Prefiero joderme a facer las mates…

Y aquí estoy ya, el día después, con mono loco de 1 hora, pues más o menos estoy que fumo cada hora y media y solo sobrevivo con cierta paz la primera media hora… va a costar, pero bueno, entre la presión sicológica familiar (especial de uno de mis fius y mi sant), los truquitos de Inés y algo de «motor gallego» (por mis huevos morenos) estamos en intentarlo esta vez con más ganas.

No quiero ni pensar el día de la cita de nuevo con mi ya medio enemiga Inés, pues desde ese día ya se pone la cosa seria. Hay que bajar más todavía para afrontar el inicio de la medicación lo más abajo en cigarrillos al día posible, pues a los cinco días de inicio del tratamiento hay que estar a cero… buff

Lo iré contando, pues teclear me relaja una pizca. Y ya pasó el rato que necesitaba, por lo que me voy al fumeteo que ya me sube el ansia…

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