Días intensos

Los lectores de twitter llevamos unos días con una poco común intensidad informativa diríamos que… preocupante.

Por un lado nos encontramos a entes como la ONU, la OMS o el Foro Económico Mundial promoviendo un «pase digital de salud» que replicaría el control individual que tuvimos durante lo peor de la pandemia, incrementando el control sobre las libertades individuales de los que no queremos ser parte de este totalitario circo mundial.

La guerra de Ucrania, ejemplo directo de desinformación sistemática, nos despierta sobre con quién estamos realmente, pues vemos mentiras flagrantes de los «nuestros» de occidente, un ensalzamiento histriónico y santificador de un tipo muy sospechoso como Zelensky y ataques exageradamente ridículos hacia Rusia, lo que hace pensar en quien está diciendo la verdad y quién intentando manipularnos. Una vez que nace la duda es complejo quitártela de la cabeza. ¿Quién está con las personas y quién con los intereses armamentísticos y la desestabilización de Europa? Dudas razonables.

Saltando de continente, temas como el transgenerismo en Estados Unidos por fin parece que está siendo más y mejor combatido con acciones como el documental de Matt Walsh «What is a woman?», con más de 175 millones de visualizaciones, en el que queda patente la utilización espúrea de los niños con disforia de género, llevados en volandas por padres, profesores y terapeutas hacia la esterilización, el bloqueo puberal o la intervención genital sin análisis previos ni estudios profundos.

En Europa seguimos con un goteo de ataques de terroristas, casi todos de procedencia árabe o norteafricana. Hoy un sirio ha apuñalado a ¡niños en carritos de bebé!, dejando a tres de ellos entre la vida y la muerte.

Por otro lado, cada día aparecen más noticias relacionadas con la repugnante pedofilia en entornos más o menos elitistas (Hollywood, New York, la isla de Epstein…) pero a la vez parece que más gente denuncia públicamente los hechos (el actor Jim Caviezel), y el estupendo remate para exponer a esta asquerosa gentuza sería el rumor creciente de que Mel Gibson está preparando un documental de cuatro capítulos en el que contará cómo se organiza esta mafia y así liberar a cientos o miles de niños que hoy estarían siendo abusados y sabe Dios qué más cosas.

En una patética línea ascendente de salvajadas, lo peor es lo que denuncia otro actor, Tyrese Gybson, de Fast and Furious, según el cual el satanismo y el «evil» (el mal) estaría siendo cada vez más transparente en medios de comunicación, películas, redes sociales… Según el propio actor, lo que era un rumor de bajos fondos y poco común, cada día está más a la luz, sin ninguna vergüenza ni pudor.

Toda la vida hemos oido que son tiempos difíciles, que cada generación tiene que lidiar con sus propios problemas, es cierto, pero la realidad de hoy supera con mucho la percepción de peligro, de decadencia, de corrupción social de las últimas décadas.

La pérdida de valores cristianos, humanísticos, está siendo una debacle para la sociedad occidental moderna. Deberíamos replantearnos volver a unos valores humanos de sentido común y amor fraterno para recuperar la esperanza. La otra opción es violencia, destrucción y volver a recomenzar. No hay solución fácil.

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