«Firmeza y perseverancia del ánimo en las resoluciones y en los propósitos», esto es lo que dice el D de la RAE sobre esta preciosa palabra, de la cual también asegura que es un «nombre femenino». Precioso, por cierto.
Pues me hallo en una tesitura vital con un proyecto en el que requiero, reclamo, necesito y rezo por la tal Constancia, pues el entorno, el contexto, los actores implicados y hasta mi propia «zona de seguridad» invitan a dejarlo, a tirar la toalla, a dedicarme a otra cosa-mariposa. Pero se intuye en el fondo una luz atractiva, seductora, potencialmente exitosa que hace que valga la pena decirse… va, un día más, a ver si escampa y empiezan las buenas noticias, a ver si los «astros» empiezan a alinearse, a ver si… la cosa arranca y no es necesario tanto esfuerzo, sobre todo mental, para seguir creyendo en el proyecto y mostrar a esa pléyade de incrédulos que sí puede cuajar. Y en eso estamos, en seguir paseando con constancia a pesar de las dificultades.