Como toda persona sensata, yo vacuné a mis hijos: rubeola, paperas, sarampión, polio, viruela o varicela, no recuerdo. La reacción se limitaba, quien la tenía, a un poco de fiebre y una erupción. Al 99’9% de los españoles le sucedía lo mismo. Nadie pillaba la polio por vacunarse de la polio, ni cogía la rubeola por vacunarse contra ella.
Sigo siendo igual de sensato: ¿por qué muchísima gente enferma de covid tras vacunarse contra el covid? Hablamos de 2021, no de los 60, 70 u 80. La medicina ha progresado mucho. Es una insensatez aceptar que una vacuna te contagie gravemente, o te mate, a causa de aquello que pretende prevenir o inmunizar. Esto son hechos. El hecho de que nos los oculten no cambia su condición de hechos.
Otra insensatez es echar la culpa a los no inoculados con «vacunas»: estas deben proteger a quien las lleva puestas, como protegían a los niños las de las paperas y la polio, una enfermedad que causó mucho dolor en España en los 50. Vacuna (real) y casi ha desaparecido. ¿Qué sentido tiene pillar la polio con la vacuna puesta?
Más insensateces: nadie en su sano juicio puede ser antivacunas, así en general, y casi nadie lo es. hay algunas minorías, sí. Somos anti experimentos de terapias génicas en humanos. Tampoco somos «negacionistas», esa burda palabra que se inventó para proteger el holocausto judío que es otro hecho: católicos, protestantes, eslavos, gitanos, etc, lo sufrieron. La intención de tal palabra es enfrentar y dividir, una táctica tan antigua como eficaz. Y así como el tratar hoy a gran parte de la población de «negacionista» tiene el objetivo de enfrentarla a la otra parte, la de la policía vecinal y las víctimas de la propaganda obsesiva de los medios vendidos a ciertos poderes públicos y ocultos, tiene también como fin instaurar un nuevo orden mundial: una dictadura o tiranía sanitario/tecnológica mundial, eugenésica, letal para los más débiles, niños, enfermos, ancianos.
El mundo anglo conoció a grandes y famosos admiradores del nazismo. No en vano la Casa Real Británica es HANNOVER, que no es, digamos, un apellido típico de Ruanda.
Por otra parte, la ciencia avanza gracias a los negacionistas. Es decir, Uno plantea una hipótesis A, que desarrolla en una tesis y extrae unas conclusiones razonables para A.
Y otros plantean, porque es su obligación y están en su derecho, una tesis B.
El debate científico decide al final qué tesis es más objetivamente razonable. Bien. Este debate actualmente se impide con suma contundencia: NO HAY EN NINGÚN FORO NI MEDIO PÚBLICO ASOMO DE DEBATE.
Sí hay lo que podríamos definir perfectamente como imposición de un dogma. El dogma covidiano. Médicos por la verdad u otros colectivos profesionales solventes y respetables son atacados ad hominem por los palmeros del sistema. Muchos, muchísimos médicos y personal sanitario, calla y comenta la jugada con pena y frustración en chats entre colegas.
Y uno, en su sensatez, está convencido de que esta campaña se parece mucho al 11S (tremendo fake de propaganda. Un dato: ningún periodista en sus cabales titula «América under attack» a los 30 segundos de que un avión se estrellase contra un rascacielos. ¿En menos de un minuto dilucidan que no es un accidente, una locura, un fallo, un atentado, simplemente, NO una guerra?) ¿Por qué es propaganda? Porque llevo haciéndola desde hace 43 años. Sé de qué va. Repetir machaconamente cuántos muertos, contagios, casos; cuánta gravedad y letalidad –ha sobrevivido el 99’5 de la población mundial ANTES de las «vacunas»-; recordar a todas horas que HAY pandemia y hay peligro y hay, casi a la vista, la hecatombe final; todo esto es propaganda y publicidad: repetir hasta convencer de lo que haga falta. Funciona, se lo aseguro. Nadie sensato tiene que ser advertido casa 5 minutos de que está viviendo una pandemia: lo vería con sus ojos, lo sufriría como se sufría la mortalidad infantil en España hasta 1958/1960. ¿Quién de esa generación no ha perdido uno o varios hijos?
No me alargo, un consejo: nunca desconfíen de la realidad y del sentido común.
La progresez quiere que vivan en Matrix, y que no piensen.