Elecciones USA 2020 (Uno)

Bombas, dos: me lo estoy pasando bomba y tiene pinta de acabar siendo una bomba, este lío de las elecciones.

Por un «calentamiento» en uno de los grupos de whatsap de amigos en el que participo, y en el que es también muy activo un gran corresponsal de prensa en USA, varios nos quedamos viendo y comentando toda la larga noche electoral norteamericana, el famoso martes después del primer lunes de noviembre.

Cualquier persona medianamente informada sabía desde la vuelta del verano que las encuestas marcaban una victoria aplastante del tándem Biden/Harris, por lo que cuando la noche avanzó y Trump ganó Texas primero y Florida después, el chat se puso chisporroteante con los comentarios de los anti-trumpers, que empezaban a asumir su derrota tras meses machacando al «loco del pelo naranja» que «nadie cabal quería en Estados Unidos otros cuatro años». Y así pasaron varias horas, en las que Trump iba dando un «flip» de sopas con onda a las encuestas que aseguraban días atrás un batacazo por mas de 10 puntos porcentuales en todos los estados «clave».

En un día normal, a las dos de la madrugada en España, todo el mundo se habría ido a la cama. De hecho, es lo que hicieron la mayoría de los quince que estábamos de tertulieta.

Algunos nos quedamos. Varios de nosotros por seguir disfrutando del «momento Trumpazo», viendo chirriar los dientes a los «subiditos pro-Biden» en las últimas semanas, condescendientes y seguros de su victoria hasta hacía unos minutos, cuando las papeletas empezaron a contarse. El resto, por seguir de cháchara y, creo que todos, por leer cada rato largo alguno de los comentarios atinados y super actualizados del corresponsal en cuestión, que seguía cada minuto todas las novedades para contarlas en su medio y de vez en cuando nos daba noticias jugosas «en exclusiva a los colegas».

He de decir que los partidarios de Trump (preventivamente  derrotados, pues la práctica totalidad de las encuestas daban ganadores a los demócratas) tuvimos nuestra hora y media de gloria. Y la disfrutamos. Vaya que sí. Tanto el corresponsal como los «Bidenistas» estaban en shock, pues una noche de fiesta y de celebración echando al «chiflado» de la Casa Blanca se estaba convirtiendo en una humillación en toda regla, sobre todo porque «lo tenían hecho» y «América no quiere a ese desequilibrado con el botón nuclear a mano».

Y en ello estábamos cuando a eso de las 3:30 de la mañana, los estados clave pararon de contar durante muchos minutos. Georgia estaba cerrando el recuento y se congeló, North Carolina lo mismo, Pennsylvania, Michigan, Arizona, Wisconsin, Nevada… muy muy raro.

Los comentarios de los que habían marcado la noche electoral con sus aciertos especulaban sobre que habían parado a descansar porque ahora entraba el voto por correo, que era donde aún tenían ciertas (vanas en ese momento) esperanzas de remontada. Por los porcentajes escrutados, aquello no parecía posible.

A la media hora empezaron los vuelcos brutales de votos allí donde Biden más lo necesitaba. Decenas, cientos de miles de votos demócratas y Trump congelado. Más raro aún. Una cosa es que los votos por correo favoreciesen a Biden (lo había promocionado) y otra era lo que íbamos viendo, que Trump casi bajaba en votos…  no tenía sentido.

Y volvieron las sonrisas de los «demócratas» al chat, y empezaron de nuevo a hacer comentarios paternalistas sobre que las cosas volvían a su sitio natural…

Ahí acabo la noche, con un empate técnico y mucha discusión sobre los estados en disputa. Estuvimos comentando los diferentes estados y la opinión de tertulianos de tvs americanas y la verdad es que nos dieron las 7 de la mañana… (qué locura, pero es verdad que desde la universidad no lo pasábamos tan bien juntos, aunque en este caso fuese una reunión virtual).

Los que amanecían y veían el chat se encontraban con cientos de mensajes y no entendían nada. Imagino sus caras despertando.

Fue una noche muy divertida para un periodista, aunque en mi caso ya no ejerza como tal, pues toda la opinión pública, preparada por los grandes medios para un tsunami de Biden, amaneció en Europa y se durmió en América con una elección con una cierta ventaja de Biden pero con todo completamente abierto.

Y aquí empieza un segundo capítulo, la post-elección. En el que contaré lo que (hoy es aún 9 de diciembre) estoy viviendo como una especie de «serie de Netflix» sobre todo lo que ha ido pasando tras esa estupenda noche electoral. Desde el grito de Trump sobre el «masivo Fraude», el recuento de los días posteriores, la aparición del equipo jurídico de Trump con Rudy Giuliani y Jena a la cabeza, los movimientos de los abogados Sidney Powell y Lin representando a «We the People», el escepticismo creciente de los americanos sobre la limpieza del proceso, la nueva censura en las redes sociales (primero Twitter y hoy mismo Youtube, la desinformación cual «estado de guerra» por ambas partes con información tóxica para engañar al otro; el comportamiento de los medios de comunicación más influyentes dando apresuradamente a Biden como electo cuando nadie lo ha elegido aún, y sobre todo, lo más novedoso para mi: la aparición (para mí ha sido un descubrimiento, aunque llevaban meses actuando) del grupo Qanon, o Anon, un grupo de «patriotas pro-Trump» que aseguran que es una elección robada de múltiples formas (papeletas falsas, voto de muertos, voto electrónico fraudulento, etc…) y, en redes sociales y casi de tú a tú, han ido convenciendo a millones de americanos (y curiosos de todo el mundo) que esto es parte de una enorme conspiración de élites mundiales para controlar el mundo. Tienen redes escondidas, están en contacto con inteligencia militar, tienen un plan…

Asusta, pero tiene sentido. Y Trump era lo último que se interponía entre ese mega eje del mal (los Rockefeller, el Partido comunista Chino, Bill Gates, Zuckerberg, la OMS…) y la libertad del mundo.

Hay quien habla estos días de movimiento de tropas, de traición de la CIA y el FBI a Trump (aún presidente hasta el 20 de enero por lo menos), de 3ª guerra mundial (que ya habría empezado pero hasta ahora era «silenciosa» en ámbitos subterráneos…).

En fin, que vienen semanas muy movidas por ambos lados del escenario:

Por el lado del actual presidente, con lo que los trumpers llaman el «Kraken» o «Drenar el pantano», que según ellos serán días/semanas de arrestos masivos a gentes muy poderosas a las que llevan vigilando muchos meses, dejándoles meterse en el barro, grabando pruebas incontestables y preparándoselas para esa «gran redada», en la que incluyen señores muy poderosos de América y de más partes del mundo de todos los ámbitos (político, medios, redes, militares…)

Por el lado de Biden se empieza a insinuar que Trump no acepta el resultado electoral y que está dando un golpe de estado.

Además, está la batalla jurídica, con el Tribunal Supremo como gran esperanza de los republicanos.

Y lo gracioso es que la constitución de los EEUU permite estar batallando por la silla de la Casa Blanca hasta el último día previo al juramento como presidente, y facilita que si un estado no puede certificar los votos locales, sea la «Legislatura Estatal» la que envíe a sus representantes, y casi lo último, que si por el motivo que sea (falta de acuerdo en varios estados) ningún candidato llega a loso 270 electores necesarios para elegir al «Number One», pues cada estado tiene un solo voto, y ahí Trump tiene las de ganar…

En fin, iremos viendo lo que hay en las próximas semanas, y aquí intentaré resumirlo y contarlo como buenamente pueda, pues, como veis, es un completo lío.

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