Escuchando el podcast de Terra Ignota me he encontrado con una serie de capítulos denominados «El abogado del diablo», en los que uno de los ignotos, el pirata, contrapone argumentos con diferentes personas conocedoras de los atentados y que tienen sus propias interpretaciones de qué ocurrió.
Independientemente de lo que comente cada interlocutor, o incluso el conductor, digan sobre la masacre, lo que sorprende 19 años después es que no sabemos nada del mayor atentado de Europa en la historia. 193 asesinados huérfanos de verdad. Alguno, sin despeinarse pero con la chora sacada, dirá que la verdad es la que dice el sumario. A este perfil de descerebrado ga-ga hay que sonreírle magnánimos, y seguir caminando, pues el que ha leído algo, el que ha husmeado algo, el que se ha interesado algo, sabe que se montó un teatro jurídico para tapar todo, a los unos, a los otros y a los aquellos. Y el pobre morito, pobre pringado, con más de 40.000 años de cárcel, aún debe estar pensando «¿por qué me tocó a mi» sin saber hoy por dónde le vino el engaño.
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Que los del PP son idiotas porque les tomaron el pelo, que los del PSOE son culpables por estar implicados y/o por los menos aprovechar 200 muertes con fines electorales, Iglesias cercando sedes, Rubalcaba (jajajaj) pidiendo que no se mintieses desde el gobierno, Gabilondo y sus calzoncillos suicidas, Apezarena/Baños en Cope adelantando más de diez horas noticias «cocinadas», furgonetas voladoras, teléfonos inactivos, tarjetas telefónicas dirigidas, mochilas culpabilizadas con mucha metralla y todos los heridos sin ella, trenes desaparecidos en horas, un posterior suicidio sin suicidas, una orgía de policías, moros, periodistas, asturianos, etarras, políticos, elecciones, confidentes y pringaos, todo un caos muy bien orquestado para que nadie se enterase de nada aquellos días.
Hay decenas de teorías entre opciones directas, combinadas y agitadas. Lo que es alucinante es la velocidad que unos y otros se dieron para enterrar todo, desde las pruebas el día siguiente (trenes enviados a fundir) hasta el cabreo pepero tras perder las elecciones, pasando por la falta de investigación tanto de los atentados como del numerito posterior donde muere el GEO Torronteras. NADIE quería saber, nadie quería investigar los hechos, nadie con verdadero poder, o pelotas, ha querido conocer las razones y descubrir a los culpables de la mayor matanza hecha en suelo español.
Por todo eso, por comernos como españoles semejante humillación, nos merecemos, bien merecido, lo que luego nos ha estado pasando, creo que no por casualidad, que se llama desastre Zapatero, cobarde Rajoy y arruinador Sánchez.
!Es la cobardía, estúpidos!